A lo largo de la historia han habido miles y miles de descubrimientos hechos por personas que no buscaban, ni de cerca, lo que al final terminaron hallando. Esto sucede en la gran mayoría de ocasiones porque el ser humano experimenta y experimenta, sin saber realmente lo que busca.
En el afán por inventar, estos son los descubrimientos accidentales más famosos de la historia:
10. Viagra. Los hombres que son tratados para la disfunción eréctil deben agradecer a los trabajadores de Merthyr Tydfil. En esta aldea de Gales, en 1992 se efectuaron unas pruebas con una nueva droga contra la angina de pecho, siendo la sorpresa fue enorme cuando surgieron los efectos secundarios que desafiaban la gravedad.
9. Rayos-X. La historia de los rayos X comienza con los experimentos del científico británico William Crookes, que investigó en el siglo XIX los efectos de ciertos gases al aplicarles descargas de energía. Estos experimentos se desarrollaban en un tubo vacío, y electrodos para generar corrientes de alto voltaje. Él lo llamó tubo de Crookes. Pues bien, este tubo, al estar cerca de placas fotográficas, generaba en las mismas algunas imágenes borrosas. Pese al descubrimiento, Crookes no continuó investigando este efecto.
Es así como Nikola Tesla, en 1887, comenzó a estudiar este efecto creado por medio de los tubos de Crookes. Una de las consecuencias de su investigación fue advertir a la comunidad científica el peligro para los organismos biológicos que supone la exposición a estas radiaciones.
Pero hasta el 8 de noviembre de 1895 no se descubrieron los rayos X; el físico Wilhelm Conrad Röntgen, realizó experimentos con los tubos de Hittorff-Crookes (o simplemente tubo de Crookes) y la bobina de Ruhmkorff. Analizaba los rayos catódicos para evitar la fluorescencia violeta que producían los rayos catódicos en las paredes de un vidrio del tubo. Para ello, crea un ambiente de oscuridad, y cubre el tubo con una funda de cartón negro. Al conectar su equipo por última vez, llegada la noche, se sorprendió al ver un débil resplandor amarillo-verdoso a lo lejos: sobre un banco próximo había un pequeño cartón con una solución de cristales de platino-cianuro de bario, en el que observó un oscurecimiento al apagar el tubo. Al encender de nuevo el tubo, el resplandor se producía nuevamente. Retiró más lejos la solución de cristales y comprobó que la fluorescencia se seguía produciendo, así repitió el experimento y determinó que los rayos creaban una radiación muy penetrante, pero invisible. Observó que los rayos atravesaban grandes capas de papel e incluso metales menos densos que el plomo.
8. Anestesia. El N2O, óxido nitroso, más conocido por el nombre de gas hilarante, provocaba en el ser humano generalmente la risa y en alguna que otra ocasión peleas. Fue en un espectáculo organizado por el profesor Gardner Colton en 1844, donde casualmente se encontraban el odontólogo Horace Wells, con su amigo Samuel Cooley. Colton pidió voluntarios para probar este gas y Cooley se ofreció para ello, provocando el gas en él una reacción de tremenda violencia, ocasionando una pelea. Tras la pelea, Wells notó la presencia de un charco de sangre, descubriendo que su amigo tenía una profunda herida en la pierna; y lo que era más sorprendente aún, Cooley ni se había percatado debido a los efectos del gas. Wells se puso rápidamente en marcha y comenzó a investigar la posible aplicación del gas en odontología, pidiendo a un colega que le extrajera una muela picada bajo los efectos del óxido nitroso. Se abrió así el campo de la anestesiología en la odontología.
7. Telescopio. El gran descubrimiento del telescopio, según algunas fuentes, se adjudica a un aprendiz del maestro fabricante de lentes Hans Lippershey (1570-1619), quien aprovechando la ausencia del maestro, jugando con las lentes consiguió una mezcla con las mismas que permitía ver las cosas mucho más cerca. A la vuelta del maestro, se lo hizo saber y este, embutió dichas lentes en un tubo opaco, inventando así el telescopio. El gran descubrimiento del telescopio, según algunas fuentes, se adjudica a un aprendiz del maestro fabricante de lentes Hans Lippershey (1570-1619), quien aprovechando la ausencia del maestro, jugando con las lentes consiguió una mezcla con las mismas que permitía ver las cosas mucho más cerca. A la vuelta del maestro, se lo hizo saber y este, embutió dichas lentes en un tubo opaco, inventando así el telescopio.
6. Coñac. Los mercaderes de vino medievales solían extraer el agua del vino (hirviéndola) de modo que su delicada carga se asentara mejor y ocupara menos espacio en en la carga del barco; añadiéndola al llegar a su destino. Mucho después, algun alma intrépida – apostamos a que fue un marinero – decidió evitar el proceso de la reconstitución, naciendo así el coñac.
5. Oxígeno. Joseph Priestley (Fieldhead, 1733-Northumberland, 1804), químico filósofo y teólogo británico, perteneció a la Royal Society, pero pronto dejó Gran Bretaña para marcharse a los EEUU y desarrollar su carrera como químico. Descubrió numerosos gases pero sin duda el más importante fue el del oxígeno.
Un día, calentó óxido de mercurio dentro de un vidrio incandescente, produciendo un calor más intenso que cualquier llama, generando un gas incoloro que hizo arder la llama de una vela con más intensidad que en el aire. Intentando averiguar si dicho gas era nocivo, colocó dentro de la campana una rata de laboratorio. Pudo comprobar que la rata vivía media hora respirando ese gas antes de morir, sin embargo con aire normal dentro de esa campana, la rata solo podía vivir quince minutos. Extrañado sobre la naturaleza de ese gas, había aislado por primera vez el oxígeno, sin saberlo. Joseph Priestley (Fieldhead, 1733-Northumberland, 1804), químico filósofo y teólogo británico, perteneció a la Royal Society, pero pronto dejó Gran Bretaña para marcharse a los EEUU y desarrollar su carrera como químico. Descubrió numerosos gases pero sin duda el más importante fue el del oxígeno.
Un día, calentó óxido de mercurio dentro de un vidrio incandescente, produciendo un calor más intenso que cualquier llama, generando un gas incoloro que hizo arder la llama de una vela con más intensidad que en el aire. Intentando averiguar si dicho gas era nocivo, colocó dentro de la campana una rata de laboratorio. Pudo comprobar que la rata vivía media hora respirando ese gas antes de morir, sin embargo con aire normal dentro de esa campana, la rata solo podía vivir quince minutos. Extrañado sobre la naturaleza de ese gas, había aislado por primera vez el oxígeno, sin saberlo. Joseph Priestley (Fieldhead, 1733-Northumberland, 1804), químico filósofo y teólogo británico, perteneció a la Royal Society, pero pronto dejó Gran Bretaña para marcharse a los EEUU y desarrollar su carrera como químico. Descubrió numerosos gases pero sin duda el más importante fue el del oxígeno.
Un día, calentó óxido de mercurio dentro de un vidrio incandescente, produciendo un calor más intenso que cualquier llama, generando un gas incoloro que hizo arder la llama de una vela con más intensidad que en el aire. Intentando averiguar si dicho gas era nocivo, colocó dentro de la campana una rata de laboratorio. Pudo comprobar que la rata vivía media hora respirando ese gas antes de morir, sin embargo con aire normal dentro de esa campana, la rata solo podía vivir quince minutos. Extrañado sobre la naturaleza de ese gas, había aislado por primera vez el oxígeno, sin saberlo.
Joseph Priestley , químico filósofo y teólogo británico, perteneció a la Royal Society, pero pronto dejó Gran Bretaña para marcharse a los EEUU y desarrollar su carrera como químico. Descubrió numerosos gases pero sin duda el más importante fue el del oxígeno.
Un día, calentó óxido de mercurio dentro de un vidrio incandescente, produciendo un calor más intenso que cualquier llama, generando un gas incoloro que hizo arder la llama de una vela con más intensidad que en el aire. Intentando averiguar si dicho gas era nocivo, colocó dentro de la campana una rata de laboratorio. Pudo comprobar que la rata vivía media hora respirando ese gas antes de morir, sin embargo con aire normal dentro de esa campana, la rata solo podía vivir quince minutos. Extrañado sobre la naturaleza de ese gas, había aislado por primera vez el oxígeno, sin saberlo.
4. Microondas. Los emisores de microondas (o magnetrones) proveían a los radares aliados en la segunda Guerra mundial. Los emisores de microondas (o magnetrones) proveían a los radares aliados en la segunda Guerra mundial.
El ingeniero Spencer de la empresa Raytheon, llevaba en el bolsillo de su saco una barra de chocolate, la cual dio origen a uno de los inventos más utilizados en la vida cotidiana.
En esa época el ingeniero Spencer realizaba investigaciones con un generador de altas frecuencias (unos 60,000 Mhz) para usarlo como radar.
Luego de un rato de investigar sintió un poco de hambre y decidió comerse la barra de chocolate que llevaba en el bolsillo de su saco.
Cuando sacó la barra de chocolate para comérsela, encontró con el chocolate fundido.
El ingeniero decidió verificar su experiencia colocando un huevo y unas palomitas de maíz cerca del generador de frecuencias y luego se retiró. Al regresar a su laboratorio encontró que estaba lleno de palomitas de maíz y huevo revuelto.
3. Sacarina. Fue un joven científico en el laboratorio del químico estadounidense Ira Remsen, apellidado Fahlberg, quien por casualidad hizo el descubrimiento. Se encontraba en el comedor del laboratorio, cuando notó que la sopa, tenía un sabor dulce. Le extrañó tanto que aviso a la cocinera que no notó nada y se irritó con él. Tras probar, el pan y demás alimentos, se dio cuenta que todo estaba dulce. En ese momento pasó la lengua por su mano y descubrió que durante alguno de los experimentos que estaba realizando con la hulla, en busca de nuevos colores de reacción, había creado una sustancia edulcorante. La aisló y la patentó con el nombre que todos conocemos, la sacarina.
2. LSD. El químico suizo Albert Hofmann se tomó el primer ácido del mundo en 1943, cuando tocó una mica de dietilamida del ácido lisérgico, un compuesto químico en el que estaba investigando para estimular el parto.
Sin embargo, pronto descubrió que la sustancia tenía una potencia superior a la de casi cualquier otra conocida en la época, por lo que la dosis que se administró era en realidad superior a la que más tarde se aconsejó para fines terapéuticos. Tras ingerir la sustancia, Hofmann sintió que le costaba hablar de forma inteligible y pidió a su asistente de laboratorio, que estaba al tanto del experimento, que le acompañase en su viaje a casa en bicicleta, pues, por las restricciones del período de guerra, no había automóviles disponibles. Durante el viaje a casa, el estado de Hofmann se agravó, y en su diario escribió que todo lo que había en su campo de visión ondulaba, distorsionado como una imagen en un espejo cóncavo. Aunque avanzaba velozmente, tuvo la sensación paradójica de que permanecía inmóvil. Cuando llegó a casa, llamó a un doctor y pidió a su vecina algo de leche, creyendo que le ayudaría a recuperarse. Hofmann hace notar que a pesar de su estado delirante, fue capaz de escoger con lucidez la leche, por su calidad de antídoto no específico contra el envenenamiento.
Cuando llegó el médico, no encontró ningún síntoma físico anormal, salvo las pupilas extremadamente dilatadas. Tras pasar varias horas aterrorizado, convencido de que un demonio había poseído su cuerpo, de que su vecina era una bruja y de que el mobiliario de su casa le amenazaba, el doctor Hofmann pensó que había enloquecido por completo. En su diario, Hofmann indica que el doctor decidió no medicarlo y prefirió enviarlo a la cama. Una vez acostado, Hofmann sintió que el pánico comenzaba a dar paso a una sensación de buena suerte y gratitud. Los colores y juegos de formas que veía con los ojos cerrados le resultaban ahora placenteros. Se trataba de «imágenes fantásticas» que surgían ante él, alternándose unas tras otras, abriéndose y cerrándose en círculos y espirales para después explotar en fuentes de color, y comenzar de nuevo, en un flujo incesante. Durante su 'viaje', las impresiones acústicas (como el ruido de un automóvil que pasaba) se transformaban en imágenes. Finalmente, Hofmann se quedó dormido y despertó al día siguiente fresco y con la mente clara, aunque con cierto cansancio corporal. Desayunó con una sensación de bienestar y vida renovada, y encontró la comida deliciosa. Mientras caminaba por el jardín, notó que todos sus sentidos «vibraban con una sensibilidad superior, que duró durante todo el día»
1. Penicilina. El bacteriólogo Alexander Fleming, desde la década de los años veinte, se interesó mucho por el tratamiento de las infecciones producidas por las heridas.
En 1929 Fleming, después de haber vuelto de unas vacaciones, se percató de que en una pila de placas olvidadas antes de su marcha, donde había estado cultivando una bacteria, Staphylococcus aureus, había crecido también un hongo en el lugar donde se había inhibido el crecimiento de la bacteria. Resultó que el hongo "fabricaba" una sustancia que producía la muerte de la bacteria; como el hongo pertenecía a la especie Penicillium, Fleming estableció que la sustancia que producía sería denominada "penicilina".
l N2O, óxido nitroso, más conocido por el nombre de gas hilarante, provocaba en el ser humano generalmente la risa y en alguna que otra ocasión peleas. Fue en un espectáculo organizado por el profesor Gardner Colton en 1844, donde casualmente se encontraban el odontólogo Horace Wells (Hartford, 1815-Nueva York, 1848) con su amigo Samuel Cooley. Colton pidió voluntarios para probar este gas y Cooley se ofreció para ello, provocando el gas en él una reacción de tremenda violencia, ocasionando una pelea. Tras la pelea, Wells notó la presencia de un charco de sangre, descubriendo que su amigo tenía una profunda herida en la pierna; y lo que era más sorprendente aún, Cooley ni se había percatado debido a los efectos del gas. Wells se puso rápidamente en marcha y comenzó a investigar la posible aplicación del gas en odontología, pidiendo a un colega que le extrajera una muela picada bajo los efectos del óxido nitroso. Se abrió así el campo de la anestesiología en la odontología.l N2O, óxido nitroso, más conocido por el nombre de gas hilarante, provocaba en el ser humano generalmente la risa y en alguna que otra ocasión peleas. Fue en un espectáculo organizado por el profesor Gardner Colton en 1844, donde casualmente se encontraban el odontólogo Horace Wells (Hartford, 1815-Nueva York, 1848) con su amigo Samuel Cooley. Colton pidió voluntarios para probar este gas y Cooley se ofreció para ello, provocando el gas en él una reacción de tremenda violencia, ocasionando una pelea. Tras la pelea, Wells notó la presencia de un charco de sangre, descubriendo que su amigo tenía una profunda herida en la pierna; y lo que era más sorprendente aún, Cooley ni se había percatado debido a los efectos del gas. Wells se puso rápidamente en marcha y comenzó a investigar la posible aplicación del gas en odontología, pidiendo a un colega que le extrajera una muela picada bajo los efectos del óxido nitroso. Se abrió así el campo de la anestesiología en la odontología. El N2O, óxido nitroso, más conocido por el nombre de gas hilarante, provocaba en el ser humano generalmente la risa y en alguna que otra ocasión peleas. Fue en un espectáculo organizado por el profesor Gardner Colton en 1844, donde casualmente se encontraban el odontólogo Horace Wells (Hartford, 1815-Nueva York, 1848) con su amigo Samuel Cooley. Colton pidió voluntarios para probar este gas y Cooley se ofreció para ello, provocando el gas en él una reacción de tremenda violencia, ocasionando una pelea. Tras la pelea, Wells notó la presencia de un charco de sangre, descubriendo que su amigo tenía una profunda herida en la pierna; y lo que era más sorprendente aún, Cooley ni se había percatado debido a los efectos del gas. Wells se puso rápidamente en marcha y comenzó a investigar la posible aplicación del gas en odontología, pidiendo a un colega que le extrajera una muela picada bajo los efectos del óxido nitroso. Se abrió así el campo de la anestesiología en la odontología.
El N2O, óxido nitroso, más conocido por el nombre de gas hilarante, provocaba en el ser humano generalmente la risa y en alguna que otra ocasión peleas. Fue en un espectáculo organizado por el profesor Gardner Colton en 1844, donde casualmente se encontraban el odontólogo Horace Wells (Hartford, 1815-Nueva York, 1848) con su amigo Samuel Cooley. Colton pidió voluntarios para probar este gas y Cooley se ofreció para ello, provocando el gas en él una reacción de tremenda violencia, ocasionando una pelea. Tras la pelea, Wells notó la presencia de un charco de sangre, descubriendo que su amigo tenía una profunda herida en la pierna; y lo que era más sorprendente aún, Cooley ni se había percatado debido a los efectos del gas. Wells se puso rápidamente en marcha y comenzó a investigar la posible aplicación del gas en odontología, pidiendo a un colega que le extrajera una muela picada bajo los efectos del óxido nitroso. Se abrió así el campo de la anestesiología en la odontología.
tres falsos-azúcares han llegado a los labios humanos solo porque los científicos olvidaron lavarse las manos. El ciclamato (1937) y el aspartamo (1965) son subproductos de la investigación médica, y la sacarina (1879) apareció durante un proyecto con derivados de la brea de carbón.
Fue un joven científico en el laboratorio del químico estadounidense Ira Remsen, apellidado Fahlberg, quien por casualidad hizo el descubrimiento. Se encontraba en el comedor del laboratorio, cuando notó que la sopa, tenía un sabor dulce. Le extrañó tanto que aviso a la cocinera que no notó nada y se irritó con él. Tras probar, el pan y demás alimentos, se dio cuenta que todo estaba dulce. En ese momento pasó la lengua por su mano y descubrió que durante alguno de los experimentos que estaba realizando con la hulla, en busca de nuevos colores de reacción, había creado una sustancia edulcorante. La aisló y la patentó con el nombre que todos conocemos, la sacarina.
domingo, 19 de septiembre de 2010
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